RED POR EL DERECHO A LA CIUDAD Y EL TERRITORIO

jueves, febrero 13, 2025

 ¡POR LA DEFENSA Y PERMANENCIA EN NUESTROS BARRIOS Y TERRITORIOS!


¿EN DÓNDE ESTAMOS?




El actual Plan de Ordenamiento Territorial - 555, junto a decisiones de las

anteriores alcaldías, han profundizado un modelo de despojo en la ciudad a

través de proyectos de renovación urbana, actuaciones estratégicas,

destrucción del medio ambiente, aumento de violencias e inseguridad, entre

otras problemáticas. Siendo necesaria la organización popular por la defensa

de nuestros barrios y territorios; por ello, el 27 de abril de 2024, más de 100

personas provenientes de diferentes procesos, organizaciones y barrios, nos

dimos una cita en la Universidad Pedagógica Nacional.


Bogotá ha sido obligada y sometida a un modelo que prioriza los intereses del

mercado y el sector inmobiliario, despojándonos de nuestras viviendas, del

hábitat y el territorio mientras agudiza una crisis climática, económica y

ambiental. Fue así, como decidimos consolidar la Red por el Derecho a la

Ciudad y el Territorio, un escenario que articula diferentes sectores políticos e

individualidades que le apostamos día a día desde las localidades a

democratizar el territorio, una exigencia necesaria para alcanzar una vida

digna.


Queremos seguir avanzando en una apuesta de unidad que nos permita

reconocer las diferentes luchas que tenemos en nuestros territorios, siendo

desde los barrios desde donde fortaleceremos una apuesta Distrital capaz de

disputar un modelo de ciudad a favor de las luchas populares, porque nos

negamos a conformarnos con las decisiones que toman las administraciones sin

nosotras y nosotros, quienes habitamos la ciudad.

Fue así, como en nuestro II Encuentro Distrital, definimos las siguientes banderas

de lucha: vivienda digna; movilidad para todas y todas; lucha contra la

renovación urbana y actuaciones estratégicas; acceso integral al espacio

público y estructura ecológica principal, las cuales defenderemos en la acción

política y la movilización popular, porque es desde las calles que socializamos y

masificamos nuestras luchas, logrando incidir, discutir y definir las agendas de ciudad.


B. Lucha contra la Renovación Urbana y Actuaciones Estratégicas a favor del

mercado:

Bogotá es hoy, una de las ciudades con mayor número de hectáreas de

Renovación Urbana, ya sea desde planes parciales o actuaciones estratégicas.

Situación que permite hacer hincapié en las siguientes preguntas: ¿Para qué y

quiénes es la Renovación? ¿Toda la ciudad precisa de este tratamiento?,

teniendo como respuesta que este es un tratamiento que permite la liberación

del suelo urbano bien localizado, que, como se ha señalado en los tres

encuentros distritales de la Red, ha sido una exigencia del sector inmobiliario.

Frente a esta problemática, se propone indagar en la alternativa del

mejoramiento integral, antes que la de renovación, y buscar los mecanismos

para hacer eso posible, no profundizar en la idea de demoler para construir,

sino, construir sobre lo construido, protegiendo las viviendas y el patrimonio.

Hoy nos encontramos en una crisis climática y ambiental, y, este tratamiento

urbano tiene un impacto fuerte en temas de contaminación del medio

ambiente, queriendo pavimentar humedales y cerros, así como omitiendo los

impactos y producción de contaminación en los ejercicios de demolición, todo

ello en el marco de una crisis de aire y agua que atravesamos en Bogotá. Por

ello, es vital insistir en buscar alternativas que privilegien la conservación y el

mejoramiento integral, haciendo reuso de las edificaciones existentes.

Bogotá cuenta con gran parte de suelo urbano y rural, siendo clave reflexionar

en la relación ciudad y campo, integrando una visión que complemente estas

necesidades y no sobreponga una sobre la otra, pues se ha querido generar

segmentación en las diferentes localidades, queriendo homogeneizar el

territorio y la cultura urbana, sin un diálogo entre actores.

Sumado a ello, es primordial y necesario la exigencia de la participación

ciudadana vinculante en las decisiones urbanas, la apuesta política de la red

debe informar, exigir y movilizar el conjunto de la sociedad, siendo desde allí

que lograremos los cambios necesarios para la transformación. Por tanto, es

necesario encontrar la diferencia entre legitimar y participar, revisando los

procesos de “participación” cuando son procesos de información que pretende

legitimar decisiones sin nosotras y nosotros. Es preciso revisar decretos y

reglamentación para ver qué acciones ir teniendo desde este diagnóstico.

Finalmente, el gobierno nacional debe dar línea y plantear acciones concretas

en la política urbana, además, es clave hacer vínculos estratégicos en nuestros

territorios con JAC pero también mapear e identificar veedurías o procesos

sociales que están enfrentando procesos de resistencia a dinámicas de

renovación urbana, siendo cada vez más territorios en la Red.


C. Acceso integral al Espacio público:

Desde la Red por el Derecho a la Ciudad entendemos el espacio público como

un bien común de la sociedad y el derecho a su disfrute como una condición

fundamental para la vida digna en las ciudades. Reconocemos que este es un

escenario en permanente disputa y el lugar del conflicto, ambas condiciones

que nos movilizan a la defensa permanente e irrenunciable del espacio público

como lugar de la manifestación, la protesta y la exigencia de la ciudadanía en

su diversidad.

En este sentido, consideramos que la planeación, diseño, gestión y

mantenimiento del espacio público debe responder a la sociedad en su

diversidad, sus necesidades y reclamos. El espacio público, entonces, debe ser

el lugar de libre expresión para las distintas identidades de género,

orientaciones sexuales, cuerpos diversos, grupos etarios, etnias, clases,

nacionalidades, y demás condiciones sociales y culturales, garantizando

espacios dignos y libres de opresiones, dominaciones o discriminaciones.

El espacio público debe ser un lugar seguro para todas las personas y para

todas las formas de vida, sin que los intereses económicos de ciertos sectores

económicos legales o ilegales sigan imponiéndose a través de la violencia o de

la instrumentalización del estado y su fuerza coercitiva. Rechazamos la histórica

estrategia de criminalización, securitización y estigmatización del espacio

público que han promovido las élites urbanas como mecanismo de despojo y

segregación socioespacial.

Para lograrlo, creemos en la firme convicción que es solo a través de una

participación incidente, que supere la visión normativa, la forma en la que la

gente puede definir la planeación de la ciudad y del espacio público en

particular. Defendemos el derecho a la ciudad bajo la certeza que solo

garantizando nuestro derecho a incidir y definir la transformación de la ciudad

es como podremos lograr espacios públicos dignos para todos, todas y todes.

Así mismo, creemos que la defensa de un espacio público como un bien común

es la defensa de la ciudad donde lo público se impone a los esfuerzos

sistemáticos de privatización de la vida y de los espacios urbanos. Defendemos

el derecho a habitar el espacio público, el derecho de quienes trabajan en él

por necesidad y de las demás formas de manifestación de la vida que

dependen del espacio público para su realización. Por consiguiente,

consideramos urgente una política que dignifique el espacio público y que

permita condiciones adecuadas para habitarlo, garantías a procesos de

autogestión y demás experiencias comunitarias que cuidan su territorio.


D. Movilidad para todas y todos:

Proponemos cambiar el enfoque de los sistemas de movilidad urbana hacia una

propuesta de Movilidad para la vida. Creemos que debemos cambiar los

criterios que han movilizado las decisiones frente a cómo las personas pueden

desplazarse en la ciudad, priorizando las siguientes condiciones:

Una movilidad digna y de calidad que se organice en torno al peatón como

actor principal. En este sentido, defendemos un sistema de movilidad urbana

que mejore la experiencia de movilizarse en la ciudad, diversifique las

posibilidades de movilización y garantice certeza en los tiempos de traslado. En

esta línea consideramos necesario la priorización de la inversión para movilidad

de vías terciarias y medios alternativos de movilidad.

El sistema de movilidad debe promover relaciones ecosistémicas con el entorno

natural y el entorno construido, aprovechar lo que ya existe para ponerlo a

disposición de formas de movilidad amenas con la movilidad peatonal. En este

sentido, rechazamos la instrumentalización de las obras civiles para la movilidad

que promueven o detonan procesos de renovación urbana que desprecian la

ciudad existente y prescinden de las comunidades que han construido

históricamente sus barrios.

Reconocemos que para lograrlo es necesario recuperar la legitimidad de los

sistemas de transporte, en tanto tal y como han sido impuestos los proyectos de

movilidad han rechazado el conocimiento de la población, frente a la

predilección de un conocimiento “técnico”, y reducido la participación de la

gente como simples asistentes a eventos de información, sin considerar a la

gente realmente en la planeación, diseño y gestión de dichos proyectos. Así

mismo, esta búsqueda de legitimidad se extiende a proyectos, programas y

estrategias como el parqueo en vía que lejos de integrar a la comunidad en la

definición de su enfoque, terminan convirtiéndose en mecanismos de

privatización del espacio público y del servicio de transporte en la ciudad

Finalmente, consideramos que debemos garantizar una movilidad sostenible

pero no necesariamente rentable. Por lo cual, es indispensable discutir sobre los

costos, la gratuidad y los efectos de la planeación de los sistemas de movilidad

en la ciudad. La información debe ser pública y transparente para que no se

vuelva propiedad intelectual al servicio de la especulación en la planificación

de sistemas de movilidad.


E. Estructura ecológica Principal:

Es necesario poder nombrar desde los procesos de base las realidades

territoriales, enunciando de distintas formas el ambiente. Además, es necesario

identificar luchas comunes como: la gentrificación que impacta negativamente,

la pelea por una Reforma Urbana por el Derecho a la Ciudad, el papel de lo

regional, lo local y lo nacional. Debemos crear espacios de formación para

entender la relación ecosistémica y en su complejidad y cómo se relaciona en

distintos puntos de la ciudad.

Es necesario no fraccionar las estructuras ecológicas, identificando dimensiones

más allá de los recreacional, como las implicaciones de afectar las zonas

verdes, debemos repensar el cierre de la frontera urbana, la mercantilización

del medio ambiente, la participación y la condición de escenarios que

configuran un biopoder; y agendas comunes de largo plazo más allá de los

periodos administrativos y electorales.


Cómo no solo los cerros orientales tienen que ver con lo ecológico y con el

medio ambiente sino todas las prácticas urbanas y cómo afecta los temas de

salud mental, identificando la dimensión relacional, cuántas toneladas de

demolición estamos generando, de dónde se traen los materiales, cómo

cambian las condiciones de la tierra, cómo afecta las vidas.
























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