El palo del ahorcado de Ciudad Bolivar es declarado como bien de interés cultural.

lunes, enero 15, 2024

 

 Allí está el único eucalipto ubicado en la cima del Cerro Seco.

                                        Palo del Ahorcado en Ciudad Bolívar. FOTO: 

Óscar Díaz | IDPC

CAROL MALAVER

22 de diciembre 2023, 10:00 P. M.

El pasado 13 de diciembre, el Consejo Distrital de Patrimonio Cultural (CDPC) declaró al área que corresponde con el Parque de Borde de Cerro Seco, donde se localiza el árbol denominado el Palo del Ahorcado, en Ciudad Bolívar, como un Bien de Interés Cultural del ámbito distrital. Con este concepto, el trámite pasará a la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), entidad encargada de emitir la resolución que oficializa este anuncio histórico para la localidad y la ciudad.

El área que obtuvo concepto favorable para la declaratoria como Bien de Interés Cultural (BIC) corresponde al Parque de Borde de Cerro Seco, contiguo al Parque Ecológico de Montaña Cerro Seco. Este espacio, definido como área de protección ambiental según el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), alberga un ecosistema Subxerofítico Andino, preservando especies de flora y fauna nativas, algunas de ellas en peligro o amenaza.

 

El Palo del Ahorcado, como único eucalipto ubicado en la cima del Cerro Seco, ha estado entrelazado con las trayectorias de vida de miles de habitantes locales, simbolizando la migración interna y los procesos de autoconstrucción de los barrios circundantes.

Según Patrimonio Distrital, su origen incierto ha dado lugar a narrativas populares, entre ellas, la historia de Ernestina y Pablo, dos compadres que, hace casi un siglo, viviendo cerca de este eucalipto, mantuvieron una relación amorosa y fueron excomulgados y castigados por vivir en concubinato. Producto de esto, Pablo desapareció y, en medio de su tristeza, Ernestina se ahorcó. Desde allí a este árbol se le conoce con el nombre de Palo del Ahorcado.

Cerro Seco y el árbol se han convertido en puntos de referencia físicos, simbólicos y espirituales para la comunidad de Ciudad Bolívar, generando nuevas prácticas y procesos en su entorno.

Inicialmente, se realizaban actividades cotidianas como lavar la ropa, bañarse, recorrer el cerro, realizar deportes, entre otras, que fortalecen los lazos comunitarios. En 1985, las comunidades y parroquias comenzaron a llevar a cabo el viacrucis en esta área, que es, actualmente, la segunda peregrinación más importante que se desarrolla durante la Semana Santa en Bogotá.

"Aún hoy, diversas prácticas espirituales, ambientales, de cuidado del territorio y educativas continúan vigentes gracias a la iniciativa de colectivos, organizaciones y habitantes locales", dice la entidad. 

Patrick Morales Thomas, director del IDPC, considera que “esta es una gran noticia para las organizaciones comunitarias que estuvieron impulsando este proceso de declaratoria porque representa, sin duda, un esfuerzo grande en términos de proponer una conversación a Bogotá sobre los múltiples sentidos y significados que han venido construyendo alrededor de este territorio".

Agrega que El Palo del ahorcado es un Eucalipto ubicado en Cerro Seco que como ellos, también es un foráneo, alguien que llegó a este lugar, que tuvo que darle un sentido, que tuvo que construir una mirada sobre estos territorios y una manera de habitar este mundo.

"El Palo representa ese símbolo, pero también alrededor de este lugar confluyen una cantidad de prácticas culturales y expresiones simbólicas muy relevantes como el viacrucis de Semana Santa, donde el punto final es el Palo del ahorcado. También es el lugar de la educación popular, del Instituto Cerros del sur, el lugar donde los niños y niñas jugaban cometas, y también es un lugar que tiene un patrimonio arqueológico muy relevante y está ubicado en un sector ecosistémico fundamental para la ciudad", dijo Morales. 

El proceso

Este proceso se gestó a partir del 2020, impulsado por la iniciativa de residentes de Ciudad Bolívar, colectivos comunitarios y personas comprometidas con este territorio. A partir de allí, el IDPC, a través de diversas actividades de investigación participativa, exploró las manifestaciones culturales asociadas al Palo del Ahorcado y al Cerro, y en el 2021, durante el desarrollo del proceso de patrimonialización, se llevaron a cabo investigaciones, entrevistas, talleres y recorridos en colaboración con miembros vinculados a los procesos comunitarios del área. Estos esfuerzos permitieron identificar múltiples expresiones culturales arraigadas al árbol y su entorno natural.

Posteriormente, el año 2022 marcó la comprensión integral del territorio, el paisaje y las prácticas comunitarias arraigadas en el espacio natural asociado al Palo del Ahorcado y a la Reserva Ecológica de Cerro Seco, a través de actividades, salidas de campo y espacios de trabajo.

Fue a partir de lo anterior que se determinó la importancia de proteger no solo el patrimonio cultural material, sino también el ecosistema subxerofítico (bosques secos y muy secos) y otros elementos del paisaje con gran significado para la comunidad local.

Como parte del proceso, se publicó el libro “Palo del Ahorcado. De la raíz a la resistencia” y el cuento “Violeta echó raíces en la montaña”, una invitación a comprender y valorar otras formas de patrimonio cultural y natural presentes en la ciudad.

En el transcurso del 2023, el equipo de Valoración del IDPC, continuó trabajando en colaboración con colectivos y organizaciones comunitarias de la localidad. Se llevó a cabo un taller de cartografía y recorridos para construir el documento de valoración patrimonial, reconociendo el territorio físico espacial donde suceden las prácticas y usos integrados al patrimonio cultural y ambiental. Con este documento, se realizó la solicitud ante la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), quienes previamente a la presentación realizada frente el CDPC, inscribieron el bien en la Lista Indicativa a Candidatos como Bienes de interés Cultural (LICBIC) según la Resolución No. 905 de 4 de diciembre de 2023.


                          Procesión al Palo del Ahorcado en Viernes SantoFoto:  Ana Puentes / EL TIEMPO

Su valor 

El valor histórico de Cerro Seco y el Palo del Ahorcado radica en ser testigos de los procesos de poblamiento, de urbanización y autoconstrucción de Ciudad Bolívar que empezaron a mediados del siglo XX, una localidad formada mayormente por migraciones del campo a la ciudad. Este territorio, que ha sido moldeado por la autogestión y la organización comunitaria, ejemplifica cómo se ha estructurado el crecimiento urbano en su borde sur. Adicionalmente, en el área circundante entre Bogotá y Soacha, se encuentran abrigos rocosos, vestigios cerámicos y pinturas con arte rupestre con valor arqueológico, lo que da indicios de la presencia de comunidades indígenas prehispánicas en el territorio.

Por su parte, el valor estético de esta área no solo reside en sus características físicas y formales, sino también en los valores paisajísticos y ambientales que definen su identidad en Cerro Seco. El árbol es un elemento singular para las visuales y el paisaje. Es un lugar de intensivo uso cultural, donde diferentes personas encuentran diversos significados, desde lo espiritual hasta la resistencia frente a la adversidad.

El valor ambiental se atribuye a la conformación del ecosistema subxerofítico en el área del Palo del Ahorcado, en el Parque de Borde de Cerro Seco y en el Parque Ecológico de Montaña Cerro Seco. Este entorno montañoso, en el borde sur de Bogotá y colindante con Soacha, actúa como barrera para la expansión urbana y alberga especies de flora y fauna únicas.

El valor paisajístico y simbólico del Palo del Ahorcado lo convierte en un referente geográfico e identitario para los habitantes del área. Este ser vivo ha establecido profundos lazos con la comunidad, convirtiéndose en un símbolo espiritual, identitario de resistencia frente a las dificultades experimentadas por los habitantes locales y de movilización social comunitaria para su defensa y protección ambiental.

Finalmente, esta área representa un testimonio esencial del paisaje urbano y un hito culturalmente significativo para la ciudad, en él convergen el patrimonio natural y cultural, y es donde se gestan, se desarrollan y se expanden prácticas educativas, de cuidado del territorio, de evocación de memoria, de espiritualidad, de sincretismo, de diversión, de organización comunitaria, de recreación, de lucha y de vida, para distintas generaciones que habitan el territorio y que encuentran una relación única con el Palo del Ahorcado y el área que coincide con el Parque de borde de Cerro Seco.

REDACCIÓN BOGOTÁ CON INFORMACIÓN DE PATRIMONIO DISTRITAL 

22 de diciembre 2023, 10:00 P. M.

 

Palo del Ahorcado, símbolo de fe de Ciudad Bolívar

                                         Palo del Ahorcado, Ciudad Bolívar - Foto: Edna Y. Higuera

Publicado por: Ana María Cuevas

Este viernes Santo los habitantes de Ciudad Bolívar cumplieron una nueva cita con uno de los viacrucis más grandes de Bogotá: el que inicia en la parroquia de Candelaria La Nueva y termina en lo alto de la montaña, a los pies del emblemático Palo del Ahorcado.

“Dicen que mucha gente se ahorcó en el palo, pero en el palo nunca se ha ahorcado nadie”, afirma Giovanni Castro, entrenador de atletismo olímpico y fundador del Club Potosí, que tuvo como centro de entrenamiento por muchos años el Palo.

La primera leyenda sobre el Palo del Ahorcado, y a la que le debe su nombre, data de 1.938, tiempo en el que los primeros pobladores de Ciudad Bolívar apenas conocían la montaña y veían con extrañeza a este eucalipto. Según Blanca Pineda, historiadora popular y raizal del barrio Perdomo, los antiguos habitantes afirmaban que el primer ahorcado fue una mujer, Ernestina, quien le quitó el marido a su comadre y vivió con él, a pesar de la excomunión de la iglesia.

“Un día Pablo salió a desaguar y nunca regresó a la casa. Ernestina salió desesperada, buscando a su marido y él apareció muerto, con muchos rasguños desconocidos que para entonces decían que era el diablo. La Ernestina se desesperó tanto que se colgó en el árbol”, cuenta doña Blanca.

Los antiguos pobladores hablaban de rugidos del viento en la montaña, y de tres luces que aparecían al lado del Palo, que simbolizaban a los dos compadres y a Ernestina, que se metió en su camino.

Con el pasar de las décadas, poco a poco las montañas de Ciudad Bolívar se fueron poblando, y los nuevos habitantes, provenientes de varias partes de Colombia hicieron crecer el mito alrededor del árbol, que se mantiene solitario en la punta de la montaña.

“Cada año uno le añadía, no, es que hay siete ahorcados, nueve ahorcados, once ahorcados, veinte ahorcados entonces cada uno a su manera de ver y de contar la historia le agregaba ahorcados y quedó el Palo Del Ahorcado”, explica doña Blanca.

Pero también con la urbanización de Ciudad Bolívar desapareció el miedo, y el Palo del Ahorcado se convirtió en un lugar de reunión, en el que las familias iban a elevar cometa o a hacer paseos de olla, los jóvenes hacían integraciones escolares y las parejas hablaban de amor.

En el año de 1.986 se inició la tradición de hacer el Viacrucis en la localidad, luego de que las parroquias de Candelaria La Nueva, El Tanque y Potosí se pusieran de acuerdo para tener como última estación el Palo del Ahorcado. Los feligreses dejan cruces con sus nombres alrededor del Palo, como un símbolo de fe y sacrificio.

Foto: Edna Y. Higuera

Pero el Viernes Santo al lado del Palo  también es sinónimo de fiesta, muchos aprovechan al terminar la procesión y se quedan haciendo un almuerzo en la montaña y otros compran chicha que se ofrece al salir de la zona del viacrucis.

Tradición, en riesgo de desaparecer

Muchos de los planes que los habitantes de Ciudad Bolívar realizaban al lado del Palo del Ahorcado hoy están restringidos, pues el lugar ahora está en manos privadas, quienes utilizan la montaña con fines de explotación minera.

El año pasado, un incidente prendió las alarmas de la comunidad, pues al subir el Viernes Santo, como es tradicional, encontraron un hueco de gran profundidad, en el que se notaba un intento por cortar las raíces del eucalipto.

Esto, sumado a la muerte de la señora Yineth Herrera al ser arrollada por una volqueta de la mina, hizo que la comunidad bloqueara la vía hacia la cantera y pidiera el cierre de la misma.

Foto: Edna Y. Higuera

Actualmente, por orden de la Secretaría de Ambiente, el polígono de explotación está temporalmente sellado, pero la comunidad teme que se reabra la operación de la cantera La Esmeralda.

Es por esto que la mesa Ambiental, No le Saque la Piedra a la Montaña, está iniciando el proceso para convertir el Palo del Ahorcado en Patrimonio Cultural, para que sea protegido a pesar de la explotación minera que se realiza a su alrededor.

Foto: Edna Y. Higuera

“Por eso estamos llamándolo el Árbol de la Vida ahorita, porque es que ese Árbol tiene que tener vida”, afirma Carlina Anzola, habitante del barrio Potosí.

Por ahora, el Árbol de Vida lucha por mantenerse firme, como el gran abuelo que escucha las oraciones de los habitantes de Ciudad Bolívar, que año tras año le dejan con fe sus peticiones más preciadas.

Lesly Segura Camargo

Periodista - Alcaldía Mayor de Bogotá



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