Por: Jorge Iván González*

Estos días se ha dicho que durante este gobierno el Estado se ha burocratizado. Esta afirmación no tiene suficiente validez. En el Presupuesto General de la Nación, ha disminuido el peso de los salarios de los funcionarios en el gasto de funcionamiento.
Tal y como se observa en la figura, entre los años 2015 – 2025, el valor de la nómina de los funcionarios, como porcentaje de los gastos de funcionamiento, se redujo de 21,2 por ciento a 18,71 por ciento. No es cierto, entonces, que se haya presentado una burocratización del Estado.
Para entender la situación actual es importante hacer dos aclaraciones. La primera tiene que ver con la inadecuada distinción entre funcionamiento e inversión. Y, la segunda, con la debilidad de la información sobre el empleo público.
La distinción entre funcionamiento e inversión es inadecuada
La diferencia entre funcionamiento e inversión siempre ha sido problemática porque la frontera es ambigua. Hay extremos en los que la diferencia es evidente. Por ejemplo, el dinero destinado a la construcción de una carretera claramente se califica como inversión. Y de manera radicalmente diferente, el pago del aseo del edificio público es de funcionamiento. Estas dos modalidades de gasto muestran asignaciones de naturaleza muy diversa. Pero la frontera entre funcionamiento e inversión no es tan clara cuando se refiere al salario de un programador. Y el asunto se complica cuando el programador está especializado en robótica. A medida que las actividades están más integradas es más difícil establecer una distinción tajante entre funcionamiento e inversión.
La pretensión de separar los gastos de funcionamiento e inversión termina siendo muy borrosa. Esta dualidad se ha ido perdiendo porque los gastos de funcionamiento e inversión siempre se traslapan. Y en numerosas circunstancias no es factible determinar con precisión el significado de la inversión. Además, de manera inadecuada, se desprecia el gasto de funcionamiento frente al de inversión, y se le considera de menor categoría.
Entre 2015 y 2025 la estructura de presupuesto ha cambiado de manera significativa. En la última fila del cuadro se presenta el crecimiento durante el período de análisis. Los gastos de funcionamiento aumentaron 64,6 por ciento, el servicio de la deuda creció 40 por ciento, y la inversión cayó en 0,3 por ciento.
El mayor gasto en funcionamiento tiene que ser analizado de manera cuidadosa, y su aumento no es intrínsecamente malo. De nuevo, este gasto es muy heterogéneo. Su eficiencia tiene que ser evaluada con respecto a los resultados.

En el examen del cuadro preocupa, sobre todo, la caída de la inversión y el aumento del servicio de la deuda, que en el 2025 es de $112,1 billones.
La mejor expresión de la fragilidad de las finanzas públicas es la relación entre inversión y servicio de la deuda, que ha disminuido de forma dramática. Pasó de 0,97 en 2015 a 0,69 en 2025. Se estrechó el margen disponible para la inversión y ello tendrá consecuencias negativas en la producción y el empleo.
La información sobre empleo público es muy deficiente
En el período considerado, el valor de la nómina creció 45,2 por ciento, menos que los gastos de funcionamiento (64,6 por ciento). Por esta razón, la tendencia de la figura es decreciente.
No se pueden hacer apreciaciones ligeras sobre la burocratización, comenzando porque la información sobre el empleo y los salarios públicos es deficiente e inconsistente. El Estado no sabe, a ciencia cierta, cuántos son sus funcionarios, ni el costo de la nómina. En estas condiciones es imposible diseñar una política de empleo y de salarios que conjugue la eficiencia administrativa, los propósitos fiscales y los objetivos macroeconómicos.
El Estado debe replantear la política de empleo público, y se tiene que revisar la pertinencia de la carrera administrativa. Actualmente el tamaño de la nómina paralela –por contrato– es similar al número de empleados de planta. Pero, de nuevo, esta información es muy deficiente, y no se tiene una secuencia clara de la forma como ha evolucionado la planta del sector público.
De todas maneras, no hay evidencia de que durante este gobierno se haya burocratizado el aparato estatal.
jorgeivangonzalez29@gmail.com
14 de mayo de 2025
*Especial para Desde Abajo - Edición 324
https://www.desdeabajo.info/ediciones/edicion-no324/item/no-hay-evidencias-de-burocratizacion-del-estado.html